martes, 6 de enero de 2009

Music Alliance Pact: música independiente

Comunicarse con canciones. Esa es la consigna del Music Alliance Pact (“Pacto de Alianza de la Música”), una red de blogs que ya llegó a veintidós países, incluyendo a la Argentina. En su versión utópica, el proyecto pretende que se puedan descargar –gratis y con actualizaciones mensuales– los temas indie que cada sociedad quiera compartir con las demás. Y mientras los seguidores esperan que la semana que viene llegue la cuarta entrega de tracks seleccionados, las compilaciones publicadas hasta ahora premian al oído atento con un laberinto sonoro donde conviven armoniosamente historias, sonidos y culturas diferentes.

La idea se concretó en octubre pasado, gracias al blog escocés The Pop Cop (“El policía Pop”, thepop cop.blogspot.com). “¿Cómo podíamos lograr que los temazos de los artistas de acá llegaran a quienes no los querían, no los necesitaban o eran simplemente apáticos? Encontramos que había blogs extranjeros que se estaban formulando la misma pregunta en relación con lo que se hacía en otros lugares, así que apareció la propuesta de juntarnos y armar una lista en común que se renovara cada tanto. Nos uniríamos para acercar a nuestros lectores, periódicamente, el mejor disco del planeta. Y luego de pasarnos seis años intentando rastrear un blog de rock para cada nación –¡maldito sea tu silencio, Vaticano!– podemos decir que eso es precisamente lo que está comenzando a pasar con el Music Alliance Pact (MAP).”

Justo lo opuesto a lo que ofrecen las FM grandes, o los canales de música. Cuarenta o cincuenta melodías se repiten incansablemente las veinticuatro horas, con presentadores obligados a aparentar espontaneidad y rebeldías diseñadas en una oficina. Frente a eso el MAP propone viajes mentales sin destino fijo, y confirma que aprender a escuchar siempre estuvo relacionado con el arte de conectar con lo distinto. Cada grupo tiene relatos, un idioma, una ciudad que los contiene, un grupo de amigos que hace el aguante. ¿Acaso se trata de un nuevo coletazo de la llamada World Music? Jason Cranwell, el principal precursor del intercambio, piensa que no: “Esto es otra cosa, estamos en la etapa que sigue. Actualmente, una banda sudamericana puede sonar más cerca de Radiohead que cualquiera de las inglesas, y viceversa. No hay necesariamente una cosa exótica en el contacto. Simultáneamente, comprobamos que para el público angloparlante las canciones están dejando de tener al inglés como condición para la popularidad”.

La iniciativa lo viene demostrando con creces. Por el MAP merodean talentos como el de Dotjr –se pronuncia “dot yey ar”–, un pibe de veintiún años que despeja soledades con la ayuda de su guitarra y desde la Isla de Lewis, en el extremo norte de Escocia. Por la misma línea solitaria transita Tvärvägen, orquesta integrada por un solo hombre, Henrik Öhberg. El sueco se inspira dentro de una piecita y en su perfil de Myspace pueden leerse las acotaciones de su vecino, que le elogia la inventiva a la vez que confiesa haberlo visto ensayar desnudo. Y qué decir de Espanto, dúo ibérico que arremete contra los políticos al cantar que “no cabe un tonto más en España”. El catálogo es inagotable.

Bien lo sabe Fernando Casale, periodista y fundador de Zonaindie (www.zonaindie.com.ar). A partir de la actividad que mantiene desde hace años, su blog fue elegido como el sitio encargado de poner a disposición los lanzamientos y contribuir con obras locales. Eso sí: Casale advierte que la propuesta se mantiene a fuerza de ponerle onda. De hecho, el logo del MAP fue diseñado por uno de sus amigos. “Supongo que una de las cosas que influyó para que nos convocaran fue que tenemos una versión en inglés (www.zonaindie.com), y por eso podemos llegar a más gente. MAP nos da la oportunidad de convertirnos por un día en un medio más grande y brindar una audiencia global a los artistas que seleccionamos. Y la respuesta es enorme en cuanto a la cantidad de descargas, al punto de que el ancho de banda que dan los servicios gratuitos de hosting que usamos (tipo Fileden, Boxstr, etc.) suelen saturarse.”

Hasta el momento los grupos vernáculos que se han ganado un lugar en las distribuciones son Brian Storming (nota mía: se escribe así), Sync Fílmico y Banda de Turistas. Con el tiempo es probable que se prendan representantes del interior. “Estaría bueno que se sigan sumando integrantes –se ilusiona Casale–, desde la tercera edición ya tenemos más representantes de Latinoamérica y de países asiáticos como Corea y Singapur, cuyas escenas musicales me parecían lejanas. Todavía no estoy al tanto de las repercusiones que tuvieron las bandas argentinas que participaron en los envíos, pero me consta que muchos blogs que forman parte de MAP son seguidos por sellos y agencias, y me parece genial que desde un espacio hecho a pulmón las bandas puedan llegar a tener ese nivel de exposición.”

Reedicción discos Frank Zappa

La buena noticia primero: seis discos de Frank Zappa acaban de ser editados en la Argentina. Seis puntas de una fulgurante estrella que tiene más de 60 álbums y que vienen a llenar un enorme hueco en las bateas, en donde sólo sobrevive un puñado de cajitas cansadas de juntar tierra, o de esperar un descubrimiento tardío. Encerrado en los viejos vinilos del melómano local, que encontraron renovación en 1995, cuando se reeditó en CD una veintena de títulos hoy inhallables, el genial guitarrista y compositor californiano es un figurita brava de rastrear. Estas seis gemas, además, sirven como recordatorio de los 15 años de su muerte, el mes pasado.
Esta imbatible mano de un juego de naipes vuelve a poner en circulación al atrevido Zappa, un fuera de serie que cubrió todos los casilleros de quien hace música con los mejores elementos. Iconoclasta, lo suyo fue campear sin esfuerzo entre el rock, jazz, doo woop, heavy metal, blues, funk, sátira, comedia y música clásica.
Habrá que acordar, nomás, después de la exhaustiva escucha de cada uno de estos trabajos, que Frank Zappa hizo bien casi todo, acompañado siempre por músicos que alcanzaban las difíciles cimas que él les proponía y que estaban a la altura del desafío. Nombres como Jean-Luc Ponty, Sal Marquez, Ian Underwood, George Duke y Tom Fowler eran portadores de la velocidad, precisión y sensibilidad requeridas.
En orden cronológico, los discos arrancan con Hot Rats (1969): primer trabajo en solitario después de desarmar la primera formación de su banda The Mothers of Invention, con una parte inicial que coquetea con el rock (la genial “Peaches in Regalia” y “Willie the Pimp”, con Captain Beefheart como vocalista estrella) y una segunda más jazzera. Sigue Weasels Ripped My Flesh (1970), realizado junto a la nueva alineación de The Mothers..., una mezcla entre música experimental grabada en vivo y temazos hechos y derechos (el increíble blues “Directly From My Heart to You”, con un violín tremendo a cargo de “Sugar Cane” Harris; y la provocadora “My Guitar Wants to Kill Your Mama”). Encima, tiene la que seguramente ranquea para ser la tapa más espeluznante de la historia (“Horriblemente buena” dicen que dijo la revista Pelo).
Over Nite Sensation (1973), también junto a The Mothers..., es algo así como de fácil escucha –si semejante cosa es posible en Zappa– y plagado de letras referentes al sexo notablemente enlazadas a una variedad de ritmos, como el hit “Camarillo brillo”. Luego, grabado con los mismos músicos, en One Size Fits All (1975) apostó por más mezcla de ritmos y esos toques satíricos tan suyos.
La serie se completa con Zappa in New York (1977), en vivo en Navidad, y finaliza con Sheik Yerbouti (1979), en el que brillan “Bobby Brown Goes Down” –acaso su tema más conocido– y “Dancin’ Fool”, donde vuelve a demoler –como hizo siempre– cualquier último grito de la moda. (Fuente: Crítica)

lunes, 5 de enero de 2009

Cine y Rock en el Malba

La prestigiosa sala de cine del MALBA, dirigida por Fernando Martín Peña, anuncia un ciclo de cine para el mes de enero muy interesante. Para conocer la programación completa clickea aquí.

Santiago Vázquez en el Konex

«Uno piensa en músicos de hace siglos, como Bach o Mozart, verdaderos genios, y cuesta creer que en la actualidad alguien llegue a ese nivel», dice el músico, productor y docente Santiago Vázquez, quien luego de crear los grupos «Puente celeste» (junto a Marcelo Moguilevsky) y «Bomba de tiempo» (percusionistas que improvisan mediante el lenguaje de señas inventado por Vázquez), lanza su nuevo espectáculo, «Punch!».
«En estos tiempos ya no existe la posibilidad de entregar la vida completa a una cosa. Hoy necesitamos entender un poco de todo, manejar un poco un instrumento, saber colocar los micrófonos, conocer algo del negocio para poder vivir, manejar la computadora, dar clases, etcétera. Este mundo nuevo propone campos de hacer y nuevos focos, pero a la vez nos quita la posibilidad de enfocarnos», explica Vázquez.
El músico debuta con «Punch!» el 8 de enero en Ciudad Cultural Konex, y se presentará todos los jueves de enero y febrero. En su solo-set, toca todos los instrumentos, los graba, los procesa y los mezcla, todo en vivo, todo en tiempo real en el escenario, con la ayuda de electrónica y loopers (máquinas que permiten este proceso) de última generación.
Entre los sonidos pasarán la electrónica, afro, dance, experimentación y drum & bass valiéndose de bajo, batería, voz, mbiras, berimbao, cotillón, teclados, vientos e instrumentos no convencionales.
Periodista: ¿Este nuevo espectáculo es una síntesis de lo que trabajó en «Puente celeste» y «Bomba de tiempo», pero con la tecnología puesta en primer plano?
Santiago Vázquez.: Seguramente influyó, pero surgió con la idea de tocar muchos instrumentos, ayudado por una máquina que facilita los loops [repeticiones], pues permite una forma nueva de hacer música a través de estas máquinas. Se puede grabar algo en vivo en el momento y repetirlo para mezclarlo con otros sonidos, lo que en el pasado era imposible, a lo sumo se traía grabado o se realizaba en la computadora que sólo permitía poner algunas repeticiones y con un sistema muy lento.
P.: Suena interesante pero ¿el espectador advierte este proceso? ¿Le importa al público o sólo busca un show de música?
S.V.: No sé qué pasará con el espectador, lo que sé es que advertirán que ahora, mientras toco un instrumento, le digo a la máquina lo que acabo de tocar y le ordeno que lo repita, lo proceso, le agrego efectos, saco, corto.
P.: ¿Siempre fue tan abierto a la tecnología?
S.V.: Tecnología, es todo aquello que genera herramientas, tanto un violín como un sampler o una loopera, no veo gran diferencia, hay que aprender a usar lo que a uno le interesa para ir hacia la música que a uno le suene. Lo importante es, más que estar atrás de la última tecnología, conocer las herramientas para que realmente sea la que uno tiene adentro.
P.: Lo visual en espectáculos musicales se convirtió en algo vital, acaso herencia de la electrónica y el protagonismo de los VJs que acompañan a los DJs, ¿Ocurre igual en su show?
S.V.: En eso vengo trabajando con Federico Joselevich, quien diseñó un soft especialmente para «Punch!». Lo que se verá no es lo que ofrece un VJ tradicional sino que habrá una cantidad de cuadros artísticos y la imagen mía tocando, pero repetida según se reiteren los sonidos. Es decir, yo habré dejado de tocar el tambor y será la máquina la que repita ese sonido y la pantalla me mostrará a mí a tono con la máquina, mientras en vivo yo ya estaré tocando otra cosa. El video mostrará aquello que hice hace un rato, habrá clones de Santiago, además de imágenes del escenario, del público.
P.: ¿Cómo ve a las nuevas generaciones de artistas?
S.V.: Veo la eclosión del mundo de la percusión y el ritmo, en Argentina y a nivel mundial, lo que es muy bueno porque con tanta cantidad, de a poco, aumenta la calidad. Sigue habiendo gente talentosa, que toma lo que vibra en el momento, así que no le tengo miedo a nada en cuanto al futuro, aunque hay ciertas cosas que se van perdiendo.
P.: ¿Como cuáles?
S.V.: Por ejemplo, con la música electrónica, hay algo bueno que es simplemente tomar algo grabado por otro, ponerlo en la computadora y conseguir resultados muy buenos. Pero lo malo que genera es que la gente se pasa mucho tiempo frente a la computadora y no tanto estudiando su instrumento, no parece haber tiempo para estudiarlo profundamente. Y eso es lo único que genera que se desarrolle oído interior y uno escuche de otra manera. Es decir, hay una «oreja nueva» pero que también se atrofia.
Entrevista de Carolina Liponetzky(Fuente: Ambito Financiero)

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