En el día de ayer, Rick Wright, gran tecladista de Pink Floyd, falleció. Realmente, es una noticia muy triste. Músico trabajador, en las sombras, lejos del divismo y las personalidades ególatras de Roger Waters y David Gilmour, aportó un tinte musical de calidad desde los teclados (especialmente el Hammond). Nos dejó un gran legado importante y con su muerte se terminan las ilusiones de los fanáticos de ver a la banda de vuelta, más allá del concierto del Live 8. Es muy interesante una nota que salió en Página/12 en el día de hoy. Para consultarla clickea aquí.
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