
Fito Paéz era uno de los números principales. Acompañado por los Killers Burritos realizó un recorrido por algunos viejos hits que lo mantienen todavía vivo. Presentó un tema sobre "Buenos Aires" que era la canción que le faltaba después de dedicarle una a Olmedo y a su "Rosario siempre estuvo cerca...". Es una lástima que tenga que echar mano a su mejor época sin aportar nada nuevo "para este boletín...". Sólo la aparición de Fernando Ruíz Díaz, de Catupecu, calentó los ánimos de los presentes con su guitarra y "Ciudad de Pobres Corazones".
El final de la crónica queda para una banda que todavía no tiene el reconocimiento que merece. Y los organizadores del evento se lo hicieron saber, condenándolos a un pésimo sonido, hasta hubo un corte. Gran Martell es energía pura, una banda de rock hecha y derecha, un power trío que hace mucho no se escucha por estas pampas. La pared de sonido está encabezada por Jorge Araujo, baterista más que exquisito (Divididos, Monos con Navajas), Gustavo Jamardo (bajista ex Porco) y Tito Fargo (ex Redonditos de Ricota). Hicieron un show de sólo treinta minutos dejando a los presentes con ganas de más. Jamardo toca el bajo con una velocidad y calidad poco común, se tira al piso (como los viejos rockeros, inclusive su look es el de uno de los '70), Araujo pareciera tener más de dos brazos y Fargo deleita al público con sus solos. Los muchachos tienen dos discos que valen la pena ser escuchados. Luego vino Dave Matthews...
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