lunes, 6 de octubre de 2008

Festival primera parte

El viernes 3 de octubre se llevó a cabo la quinta jornada del tan mentado Festival de Música auspiciado por una de las grandes marcas de bebidas. Los festivales son como las recepciones de los casamientos, sólo se sirven pequeñas porciones, y si uno se queda hasta el final disfruta de la frutilla de la torta. Y esta ocasión no fue la excepción. Todo empezó con el "Cuarteto de Nos", una banda uruguaya que viene batallando desde hace más de 25 años del otro lado de la orilla y que, si bien no se destaca por tener músicos virtuosos, rescata la tradición del humor y las buenas letras quizás iniciado por el inclasificable Leo Masliah. Historias de perdedores (ahora lo llaman Stand Up) son las que mejor saben contar estos muchachos. Impecable. Luego vino La Portuaria, que ojalá se hubieran congelado en el tiempo y sus dos buenos primeros discos. Dejan bastante que desear. La carpa "Sónica", que aglutinaba las bandas jóvenes, dejó una buena sorpresa "Los Mini Coopers". Si bien el nombre no los ayuda, pero que ese día estaba acorde a la invasión de las marcas, tiene un grupo más que interesante de buenos músicos como el guitarrista de sólo 13 años que es una estrella promisoria y el baterista de 15 que por momentos parecía moverse a lo Keith Moon.
Fito Paéz era uno de los números principales. Acompañado por los Killers Burritos realizó un recorrido por algunos viejos hits que lo mantienen todavía vivo. Presentó un tema sobre "Buenos Aires" que era la canción que le faltaba después de dedicarle una a Olmedo y a su "Rosario siempre estuvo cerca...". Es una lástima que tenga que echar mano a su mejor época sin aportar nada nuevo "para este boletín...". Sólo la aparición de Fernando Ruíz Díaz, de Catupecu, calentó los ánimos de los presentes con su guitarra y "Ciudad de Pobres Corazones".
El final de la crónica queda para una banda que todavía no tiene el reconocimiento que merece. Y los organizadores del evento se lo hicieron saber, condenándolos a un pésimo sonido, hasta hubo un corte. Gran Martell es energía pura, una banda de rock hecha y derecha, un power trío que hace mucho no se escucha por estas pampas. La pared de sonido está encabezada por Jorge Araujo, baterista más que exquisito (Divididos, Monos con Navajas), Gustavo Jamardo (bajista ex Porco) y Tito Fargo (ex Redonditos de Ricota). Hicieron un show de sólo treinta minutos dejando a los presentes con ganas de más. Jamardo toca el bajo con una velocidad y calidad poco común, se tira al piso (como los viejos rockeros, inclusive su look es el de uno de los '70), Araujo pareciera tener más de dos brazos y Fargo deleita al público con sus solos. Los muchachos tienen dos discos que valen la pena ser escuchados. Luego vino Dave Matthews...

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