Uno de los temas más debatidos de los últimos tiempos es la relación entre las marcas y el rock y cuál es el límite que las bandas o solistas están dispuestos a llegar por el sólo hecho -que no es menor- de contar con financiamiento suficiente para llevar a cabo una fecha dignamente. Y cuando se dice dignamente tiene que ver con condiciones seguras, buen sonido, organización, etc. Los grandes festivales auspiciados por marcas internacionales se convirtieron en los mayores eventos de música popular, a veces no tanto por la calidad de la grilla musical, sino por la parafernalia publicitaria que movilizan, conviértiendose más en una acción de marketing que en un recital en el significado literal de la palabra. En el día de hoy salió una nota en el suplemento No de Página/12 que describe parte del panoraman de esta temática.
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