lunes, 10 de noviembre de 2008

Miles Davis: Kind of Blue

Dicen que es una obra maestra; que es el mejor disco de jazz de todos los tiempos; que es el álbum más vendido de la historia del género; que es la mejor puerta de acceso para los no iniciados; que fue y que sigue siendo materia de inspiración para miles de músicos; que dio el puntapié inicial del jazz modal (es decir, la improvisación sobre una serie de escalas en lugar de armonías); que...Dicen muchas cosas de Kind of Blue, y las dicen desde que se editó, el 17 de agosto de 1959, pero, digan lo que digan, hay pocas experiencias como la de escucharlo por primera vez, con esos tremendos 9 min 22 seg de "So What" que arrancan con el piano de Bill Evans, seguido por el contrabajo de Paul Chambers y su contrapunto con la trompeta de Miles Davis y los saxos de John Coltrane y de Cannonball Adderley, mientras la batería de Jimmy Cobb entra en combustión. Luego, el solo de Miles que hace erizar la piel. Y eso es sólo el comienzo.Hasta aquí, no hay noticia. La verdadera novedad es que el año próximo se cumplirán 50 años de este monumental disco (los primeros tres temas, el lado A, se grabaron el 2 de marzo de 1959) y que con ese motivo, y anticipándose a las compras navideñas, Columbia Legacy lanzó una lujosa caja, Kind of Blue-Deluxe 50th. Anniversary Collector´s Edition, que comenzó a distribuirse en la Argentina, directamente importada de los Estados Unidos. En 1958, Miles era un músico en ascenso que no paraba de experimentar. En diciembre había grabado en vivo la música del film Ascensor para el cadalso, de Louis Malle. Y quiso seguir una experiencia similar. A comienzos de 1959, armó su sexteto. El genial Bill Evans, más cerebral e influido por la música clásica y también su colega Wynton Kelly, que finalmente grabó sólo una canción ("Freddie Freeloader"). El expansivo Cannonball y el retraído Coltrane, en su mejor momento. Una base rítmica imbatible, Chambers-Cobbs, completó el combo. Miles reunió a sus seis músicos en el 30th Street Studio de Nueva York; les dio pocas indicaciones; compartió con ellos los temas que había compuesto hacía pocas horas, y fueron tres canciones grabadas en una primera toma. Siete semanas después, dos temas más. Sucedió hace 50 años. Y ese disco no sólo reinventó el bebop. Cambió el jazz y, más aún, mucha de la música tal como se la concebía hasta entonces. (Fuente: La Nación)



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