lunes, 5 de enero de 2009

Santiago Vázquez en el Konex

«Uno piensa en músicos de hace siglos, como Bach o Mozart, verdaderos genios, y cuesta creer que en la actualidad alguien llegue a ese nivel», dice el músico, productor y docente Santiago Vázquez, quien luego de crear los grupos «Puente celeste» (junto a Marcelo Moguilevsky) y «Bomba de tiempo» (percusionistas que improvisan mediante el lenguaje de señas inventado por Vázquez), lanza su nuevo espectáculo, «Punch!».
«En estos tiempos ya no existe la posibilidad de entregar la vida completa a una cosa. Hoy necesitamos entender un poco de todo, manejar un poco un instrumento, saber colocar los micrófonos, conocer algo del negocio para poder vivir, manejar la computadora, dar clases, etcétera. Este mundo nuevo propone campos de hacer y nuevos focos, pero a la vez nos quita la posibilidad de enfocarnos», explica Vázquez.
El músico debuta con «Punch!» el 8 de enero en Ciudad Cultural Konex, y se presentará todos los jueves de enero y febrero. En su solo-set, toca todos los instrumentos, los graba, los procesa y los mezcla, todo en vivo, todo en tiempo real en el escenario, con la ayuda de electrónica y loopers (máquinas que permiten este proceso) de última generación.
Entre los sonidos pasarán la electrónica, afro, dance, experimentación y drum & bass valiéndose de bajo, batería, voz, mbiras, berimbao, cotillón, teclados, vientos e instrumentos no convencionales.
Periodista: ¿Este nuevo espectáculo es una síntesis de lo que trabajó en «Puente celeste» y «Bomba de tiempo», pero con la tecnología puesta en primer plano?
Santiago Vázquez.: Seguramente influyó, pero surgió con la idea de tocar muchos instrumentos, ayudado por una máquina que facilita los loops [repeticiones], pues permite una forma nueva de hacer música a través de estas máquinas. Se puede grabar algo en vivo en el momento y repetirlo para mezclarlo con otros sonidos, lo que en el pasado era imposible, a lo sumo se traía grabado o se realizaba en la computadora que sólo permitía poner algunas repeticiones y con un sistema muy lento.
P.: Suena interesante pero ¿el espectador advierte este proceso? ¿Le importa al público o sólo busca un show de música?
S.V.: No sé qué pasará con el espectador, lo que sé es que advertirán que ahora, mientras toco un instrumento, le digo a la máquina lo que acabo de tocar y le ordeno que lo repita, lo proceso, le agrego efectos, saco, corto.
P.: ¿Siempre fue tan abierto a la tecnología?
S.V.: Tecnología, es todo aquello que genera herramientas, tanto un violín como un sampler o una loopera, no veo gran diferencia, hay que aprender a usar lo que a uno le interesa para ir hacia la música que a uno le suene. Lo importante es, más que estar atrás de la última tecnología, conocer las herramientas para que realmente sea la que uno tiene adentro.
P.: Lo visual en espectáculos musicales se convirtió en algo vital, acaso herencia de la electrónica y el protagonismo de los VJs que acompañan a los DJs, ¿Ocurre igual en su show?
S.V.: En eso vengo trabajando con Federico Joselevich, quien diseñó un soft especialmente para «Punch!». Lo que se verá no es lo que ofrece un VJ tradicional sino que habrá una cantidad de cuadros artísticos y la imagen mía tocando, pero repetida según se reiteren los sonidos. Es decir, yo habré dejado de tocar el tambor y será la máquina la que repita ese sonido y la pantalla me mostrará a mí a tono con la máquina, mientras en vivo yo ya estaré tocando otra cosa. El video mostrará aquello que hice hace un rato, habrá clones de Santiago, además de imágenes del escenario, del público.
P.: ¿Cómo ve a las nuevas generaciones de artistas?
S.V.: Veo la eclosión del mundo de la percusión y el ritmo, en Argentina y a nivel mundial, lo que es muy bueno porque con tanta cantidad, de a poco, aumenta la calidad. Sigue habiendo gente talentosa, que toma lo que vibra en el momento, así que no le tengo miedo a nada en cuanto al futuro, aunque hay ciertas cosas que se van perdiendo.
P.: ¿Como cuáles?
S.V.: Por ejemplo, con la música electrónica, hay algo bueno que es simplemente tomar algo grabado por otro, ponerlo en la computadora y conseguir resultados muy buenos. Pero lo malo que genera es que la gente se pasa mucho tiempo frente a la computadora y no tanto estudiando su instrumento, no parece haber tiempo para estudiarlo profundamente. Y eso es lo único que genera que se desarrolle oído interior y uno escuche de otra manera. Es decir, hay una «oreja nueva» pero que también se atrofia.
Entrevista de Carolina Liponetzky(Fuente: Ambito Financiero)

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